Cientos de veces hemos escuchado hablar del drenaje linfático, pero quizás muy pocas hemos comprendido realmente su importancia, no solo por alguna razón post-operatoria, condición de salud o en el embarazo, sino como parte de una rutina tan eficaz que es capaz de mejorar nuestra salud general. ¿Quieres saber más? ¡Toma nota!
Para que estemos en la misma sintonía, vamos a comenzar contándoles que el sistema linfático es un sistema que se considera paralelo al sistema circulatorio y que está compuesto por los ganglios linfáticos, conductos, vasos, entre otros, que se encargan de mover lo que se denomina “linfa” un líquido blanquecino que va recolectando los excesos del proceso de ósmosis celular (desarrollo y alimentación de las células) junto a otras sustancias desechables de nuestro organismo, para llevarlas a la sangre para luego eliminarlas.
Un proceso de detox, cómo podríamos llamarlo más habitualmente y que está muy vinculado con nuestro sistema inmune. En términos simples, si estamos limpias por dentro, libres de toxinas, nuestra barrera de defensa es mucho más eficaz.
La importancia del drenaje linfático
Ya en 1892 un cirujano austríaco, Winiwater, efectuó las primeras manipulaciones con el propósito de reabsorber los edemas o retención de líquido, tiempo después en 1936 fue Emil Vodder, el padre del drenaje linfático, desarrolló una técnica manual muy completa y totalmente efectiva, la misma que hoy se utiliza en diversos centros de terapias en el mundo.
Esta terapia manual, tiene como fin poder movilizar las acumulaciones de edema, que principalmente se producen por desequilibrios en los líquidos internos que el mismo organismo no es capaz de desechar o movilizar de manera correcta, acumulándose principalmente en zonas como abdomen, piernas, manos, tobillos o incluso en zonas de nuestro rostro.
¿Por qué sucede esta acumulación?
Hay diversos factores, algunos ambientales, otros médicos, algunos transitorios, también permanentes, pero que se pueden agrupar en dos grandes factores:
Orgánicos: Inflamatorios, trastornos circulatorios, enfermedades propias de ciertos órganos.
Cotidianos: El sedentarismo, el estrés, mala alimentación, ingesta de medicamentos, factores climáticos.
La terapia de drenaje linfático
Para realizar esta terapia, el profesional debe analizar y localizar el lugar donde se sitúan los bloqueos linfáticos para comenzar a drenarlos o como ya vimos, movilizar la linfa.
Este masaje debe realizarse con presiones suaves, superficiales y en una dirección, por lo general, hacia los ganglios linfáticos. Dependiendo de la zona también se pueden ejecutar movimientos en círculos fijos, bombeos, dadores o presiones rotativas.
En definitiva, lo que debiese pasar en el masaje es:
- Comienzo en los sectores ganglionares más cercanos
- Maniobras suaves adaptadas a la resistencia del tejido
- Presiones en dirección evacuatoria hacia los ganglios más próximos
- Maniobras de presión y no de deslizamiento
- Presión suficiente para estirar la piel, lo cual produce la apertura de los capilares linfáticos por estiramiento de los filamentos de anclaje al aumentar la presión en el intersticio y el estímulo de la contracción de los linfagiones.
Si bien muchas veces en este tipo de masajes no sientes lo mismo que en un masaje descontracturante o de relajación, debido a su baja intensidad, es innegable los beneficios que puede traer al organismo si se realiza de manera correcta.
Beneficios
Ya te decíamos al inicio que el drenaje linfático es un masaje que debemos sumar a nuestra rutina wellness debido a los enormes beneficios que trae, algunos de ellos son:
- Regula el equilibrio hídrico del organismo
- Mejora el funcionamiento del sistema linfático
- Mejora la circulación de retorno
- Depura el organismo
- Tiene un efecto muy sedante en el sistema nervioso
- Baja la presión sanguínea
- Estimula la función renal
- Estimula el sistema inmunológico
- Post embarazo
¿Cuándo lo debemos hacer?
Es recomendable realizar este tratamiento en los siguientes casos:
- Edemas (embarazo, faciales, premenstruales, renal, linfoestáticos, del sistema nervioso, postoperatorios, etc.)
- Varices
- Fibromialgia
- Celulitis
- Piernas cansadas o hinchadas
- Migrañas, dolor de cabeza, vértigo
- Artrosis, artritis
- Hipertensión
- Hipotiroidismo
- Afecciones del aparato digestivo
- Ansiedad, estrés.
¿Cuándo debemos consultar con nuestro médico?
En estos casos se puede realizar la terapia pero con cautela. Es recomendable que siempre consultes con tu médico de cabecera.
- Hipotensión arterial
- Tiroidopatías
- Algias pélvicas
- Enfermedades autoinmunoalérgicas (lupus, artritis reumatoide)
- Inflamaciones agudas (gota, reuma, cólico nefrítico)
- Nevus (Lunares)
- Post-tromboflebitis y post-trombosis
- Edemas por insuficiencia cardíaca congestiva
- Síndrome del seno carotideo
¿Cuándo no podemos hacerlo?
No se realiza el tratamiento cuando existen estas dolencias:
- Edemas linfodinámicos (pocas proteínas en sangre (desnutrición)
- Cáncer
- Infecciones agudas (heridas infectadas)
- Flebitis, trombosis o tromboflebitis en curso
El drenaje linfático es una excelente terapia que puede combinarse con técnicas complementarias que perpetuarán durante más tiempo los efectos del mismo, por ejemplo: ejercicios acuáticos, presoterapia o electro-estimulación.
Es importante que sepas que esta terapia debe ser aplicada por profesionales, ya que requiere de una importante precisión manual y conocimiento anatómico para que surta de un efecto positivo y logremos los objetivos deseados.